El Museo Vostell es uno de esos rincones con un encanto especial, capaz de conjugar un entorno natural muy particular con el ruido, el caos de la sociedad contemporánea. Conceptos en principio opuestos, tan diferentes, casan perfectamente en este entorno.
Hace más de treinta años Wolf Vostell, descubridor de la técnica del Dé-coll/age, padre del Happening en Europa e iniciador del movimiento Fluxus y del videoarte, se enamoró de Extremadura y supo ver la magia de una zona tan particular como Los Barruecos. Desde su matrimonio con Mercedes Guardado Olivenza su nombre aparece unido a Malpartida de Cáceres, un pueblo que recibió con los brazos abiertos y supo entender a una figura fundamental del arte contemporáneo de posguerra. Sin duda, un artista que supo plasmar su particular visión del arte, de la vida, a través de una obra muy personal y cargada de controversia, que buscaba impactar al espectador y crear una profunda reflexión sobre la realidad que le rodea.
El Museo Vostell fue fundado por el propio Wolf Vostell en 1976 en Malpartida de Cáceres, en un entorno conocido como Los Barruecos. Una zona de indudable belleza natural en la que las grandes formaciones graníticas se convierten en los silenciosos vigilantes del arte de Wolf Vostell, que no solo encontramos contenido en el edificio del lavadero, sino que, además, se ha convertido en un elemento más de la propia naturaleza. Aunque pueda resultar contradictorio; la magia del arte ha logrado superar las paredes de su continente para abrazar a la propia naturaleza y convertirla en una parte esencial del Museo Vostell. El propio Wolf Vostell definiría Los Barruecos como una obra de arte de la naturaleza y consiguió integrarla en su propio proyecto como una parte fundamental.
Un antiguo lavadero de lanas se convierte en un espacio capaz de integrar pasado, presente y futuro. Sus paredes rezuman historia, tradición y nos hacer viajar en el tiempo para conocer el trabajo que se realizaba antaño en este lugar. El Centro de Interpretación de las Vías Pecuarias e Historia del Lavadero de Los Barruecos revive la experiencia trashumante a través de las nuevas tecnologías. Pero aún hay más. Este complejo, declarado Bien de Interés Cultural – Sitio Histórico en 1988 por la Junta de Extremadura, alberga la Colección inaugural Wolf y Mercedes Vostell que hace un recorrido por los diferentes ciclos del artista y por las luces y las sombras de la sociedad a través de los propios símbolos que la representan. También podemos disfrutar de la Colección Fluxus donada por el coleccionista italiano Gino Di Maggio, muy involucrado con los movimientos de vanguardia y los artistas fluxus. Pero también muy entusiasmado desde el principio con el proyecto que Vostell iniciaba en Malpartida. La muestra reúne 250 obras en formatos muy diversos de 31 artistas de procedencia europea, norteamericana y asiática ligados a los movimientos Fluxus y Happening. Una vuelta de tuerca a la concepción del arte, convirtiendo elementos de la vida cotidiana en auténticas obras de arte para mostrar la transformación social y los nuevos valores.
El Museo Vostell es algo más que un continente de arte, de ahí que Vostell se encargase de realizar numerosas actividades artísticas y culturales en el propio museo con el fin de crear una dinámica propia de creación. Este fue el germen del inicio de la Colección de Artistas Conceptuales españoles, portugueses y polacos. Una muestra de 60 obras de 48 artistas ligados a esta iniciativa desde sus orígenes.
Para entender el sentido del Museo Vostell no es suficiente hablar de él, hay que sentirlo. Y para ello es necesario visitarlo. Sentir la huella del tiempo en las piedras, el arte que impregna cada rincón, observar la realidad más allá de la superficie, entender la conexión de todas las partes, en definitiva un encuentro de arte y vida.
El Museo Vostell es espacio de encuentro y centro de muchas actividades. Pero habría que recordar aquellas que tienen un significado especial como la que tuvo lugar el pasado mes de octubre dentro de la programación de Foro Sur Cáceres: El Jardín de las Delicias. Ópera Fluxus de Wolf Vostell.
Esta ópera puede considerarse como la gran obra de Vostell en el terreno musical por lo que el ser representada por primera vez de manera íntegra en un lugar mágico para el artista alemán era el mejor homenaje en su 80 aniversario. Sin entrar en detalle, es una creación de la que disfrutar y aún más si cabe en un entorno tan especial. Música, interpretación, arte, historia, cotidianeidad, aderezados con un poco de aceite para crear el mejor de los banquetes.
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