María Guardiola: Cuando el poder devora tus palabras

La política siempre ha sido un juego de poder y estrategia, pero pocas veces se ve tan claramente como en el caso de María Guardiola. En las últimas semanas, esta figura ha sorprendido a propios y extraños al cursar un «máster acelerado» en política. Sin embargo, en lugar de adquirir conocimientos y habilidades para ser una líder coherente y ética, Guardiola ha sido testigo de cómo los hilos políticos son los que realmente mueven el juego, dejándola como un mero títere que se ve obligada a comerse sus propias palabras con tal de alcanzar el poder. ¿Qué tendrá el poder para hacer que una persona se contradiga tan descaradamente?

El poder y sus tentaciones

María se definía como una funcionaria con la vida resuelta, que quería estar en política para cambiar las cosas, parecía tener las ideas claras y la convicción de no ceder ante ciertos grupos políticos. Sin embargo, la ambición por el poder parece haberla envuelto en una nube de incoherencias. A pesar de sus declaraciones anteriores, en las que aseguraba que no pactaría con la extrema derecha y que defendería los derechos del colectivo LGTBIQ+ y la lucha contra la violencia machista, María ha dado un giro de 180 grados y ha sellado una alianza con aquellos que menosprecian a estos colectivos y niegan la existencia de la violencia de género.

En política, la palabra es una herramienta fundamental para construir la confianza de los ciudadanos. Sin embargo, María Guardiola ha demostrado lo rápido que puede desvanecerse la credibilidad de un político cuando sus promesas se vuelven humo. Desde afirmar que no integraría a la extrema derecha en el gobierno hasta asegurar que no regalaría consejerías y que iría a elecciones si fuera necesario, Guardiola ha incumplido una y otra vez sus propias palabras, dejando en evidencia su falta de coherencia.

Ante esta traición a sus propias palabras, uno no puede evitar preguntarse si realmente no había otra opción para María Guardiola. ¿Podría haber dimitido dimitir? Parece que la seducción del poder y la posibilidad de ocupar un cargo de alta relevancia han pesado más que sus principios y compromisos previos.

El cambio que llega a Extremadura

María Guardiola prometió un cambio en Extremadura, pero ¿qué tipo de cambio ha llegado realmente? Más bien, ha llevado a cabo un viraje hacia posturas extremistas que antes parecían impensables en Extremadura. Su alianza con la extrema derecha ha generado preocupación y malestar en muchos sectores de la sociedad, y ha dejado en entredicho la verdadera intención de su liderazgo.

En política, como en la vida, las palabras tienen un peso importante. María Guardiola ha tropezado con sus propias palabras y ha dejado en evidencia su falta de principios y su sed de poder. Su ascenso al gobierno de Extremadura ha resultado en una alianza que va en contra de los valores de respeto, igualdad y justicia que dice defender. Quizás sea momento de recordar el refranero popular: «lo que mal empieza, mal acaba». Parece que María Guardiola ha comenzado su mandato con mal pie, y solo el tiempo nos dirá si es capaz de cumplir con las expectativas que había generado.