¿Hay algo más apetecible que unas patatas fritas? Si encima son de calidad, crujen al comerlas y están hechas en Extremadura, eso ya las hace irresistibles.
Según la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), las mejores patatas fritas de bolsa se hacen en Cáceres. Patatas fritas El Gallo, todo un clásico en la capital cacereña que ahora cobra especial peso con esta medalla de oro. La descripción habla por sí misma: «Sus patatas son algo más aceitosas de lo habitual, de corte tirando a grueso y mordisco crocante, y fritas en aceite de girasol». ¿Te las vas a perder?
La historia de las patatas fritas El Gallo
Para mí, es el sabor de mi infancia. Estas son las patatas fritas que se comían en casa, en los cumpleaños o de aperitivo en las terrazas. Esta empresa cacereña, de casi un siglo de vida, se dedica únicamente al comercio local/regional, por lo que es complicado encontrarlas fuera de Extremadura.
El periódico de Extremadura publicó un artículo sobre la historia de patatas El Gallo y la elaboración de sus productos. Hablaron con José Miguel Condón Concha, nieto del fundador, que forma parte de la tercera generación de este negocio familiar. José Miguel comenta que todo comenzó durante el servicio militar donde su abuelo aprendió a freírlas. Uno de sus superiores siempre le sugería que las hiciera muy fritas y de poco grosor. A partir de ahí, fueron muchos años de trabajo, trabajo y más trabajo.
Una historia que concluyen desvelando su gran secreto: «Ponerle mucho cariño. Estar pendiente y ya está. Sacarla en su momento». Unas palabras aparentemente simples, pero que guardan mucha sabiduría. Todo depende del cariño que le pongas a las cosas. Una vez más el factor humano es lo que cuenta.