Lo reconozco, yo era uno de los que me creía a piés juntillas todas las buenas noticias que año tras año se publicaban sobre el Festival de Teatro Clásico de Mérida. Superávit, record en recaudación, llenos absolutos, aumento de pernoctaciones en Mérida… es tal el impacto actual, que se acaba de anunciar que el Festival recibirá la Medalla de Extremadura este mes de septiembre. Pero, ¿Qué se esconde tras el Festival de Teatro Clásico de Mérida? ¿Es todo tan bonito como nos lo pintan?.
Jesús Cimarro, ¿ángel o demonio?
Hace unas semanas, salió este tema hablando con unos amigos. Me refirieron a varios artículos escritos en prensa donde se habla de Jesús Cimarro, su actual director. Titulares como: «Cimarro se forra con el Festival de Mérida» me llamaron profundamente al atención. El artículo denuncia un supuesto beneficio con el hecho que Cimarro lleva a Mérida montajes que luego coloca en sus teatros madrileños y en otras plazas.
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Luego tenemos comentarios de los nostálgicos que critican la desaparición la esencia del festival. Aquellos fieles a los orígenes del festival ven que cada año las producciones son más comerciales, alejándose de la esencia pura del festival. Opiniones hay muchas, y en el mundo del espectáculo más aún. Si nos fijamos en cifras de butacas vendidas, cada año, desde que en 2012 se hizo cargo de la organización del Festival Jesús Cimarro, el festival no ha parado de crecer.
El Festival de Teatro Clásico de Mérida en su mejor momento
Sin duda el festival está pasando su mejor momento tanto a nivel mediático como de público. Las grandes figuras que protagonizan las obras y el marco incomparable del Teatro de Mérida hacen que el festival esté alcanzando éxitos que nunca había cosechado anteriormente. Este año hemos visto como la obra «Metamorfosis» interpretada por la gran Concha Velasco ampliaba días debido al éxito de público. Algo se está haciendo bien, eso no cabe duda, pero ¿está todo dentro de la legalidad?
Donde hay éxito, encontramos polémica. El chismorreo y las habladurías se desarrollan favorablemente en ambientes opacos. La carencia de transparencia sólo beneficia al que quiere aprovecharse. Desconozco cuál va a ser el futuro del Festival, pero espero que premie la cordura y la cultura. El Festival de Teatro Clásico de Mérida es el buque insignia de la cultura extremeña, alabado por años de trabajo y profesionalidad. Habrá años de bonanza, años de fracasos, pero el show siempre debe continuar.