Hace unas semanas, en una consulta médica en Madrid, una Dra me contaba que su abuela también es extremeña. «Lleva más de 50 años viviendo en Madrid y todavía mantiene su acento extremeño», comentaba con una sonrisa….
La emigración constituye sin duda alguna uno de los hechos más importante y a la vez más triste de nuestra historia. Allá donde vamos, siempre nos encontramos con algún extremeño por el mundo, una situación que normalmente se celebra con bastante alegría.
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‘Nací en Badajoz, vivo en Moratalaz, soy de Madrid’
Esta mañana nos hemos despertado con este cartel perteneciente a una campaña del Ayuntamiento de Madrid. Un tema polémico, que en pocas horas estaba en boca de todos. Una de las críticas más virales ha sido la de Monago. El ex-presidente extremeño lo ve como una burla al pueblo extremeño. Una vez más, nuestros políticos ven más la paja en ojo ajeno que su propia viga. La gran crítica debería ir a nuestros gobernantes, por la precaria salida laboral que existe en Extremadura. Los extremeños no nos tendríamos que sentir obligados a abandonar nuestra tierra si tuviéramos los mismos recursos que en otras comunidades autónomas.
Desde la otra parte de la noticia, la portavoz del equipo de Gobierno municipal de Madrid asegura que con esta campaña quieren reconocer y celebrar que Madrid es una ciudad de bienvenida y de acogida, una ciudad diversa donde caben todos. Como extremeño que vive fuera de la tierra, me parece un mensaje positivo, agradable y para nada me siento ofendido. Es más, doy fé y celebro esa de bienvenida que se recibe en Madrid. Una ciudad fantástica que es un excelente ejemplo de convivencia y pluralidad.
¿Por qué siempre nos tenemos que poner etiquetas? Hoy estamos en un sitio y mañana quién sabe… Uno puede nacer en Getafe y luego residir en Mérida. Para mi, esa persona también sería extremeña.