Si estáis siguiendo la nueva edición de “Pekín Express”, seguro que conocéis a los gemelos de Cheles, una pareja participante en el concurso que no deja indiferente a nadie. Manuel y Jose Luis se convierten en “trending topics” cada lunes en las redes sociales por sus desparpajo, discusiones y su forma de expresarse en “inglés”.
Ambos dan una de cal y otra de arena en cada escena, lo mismo pierden las instrucciones del concurso en medio de las pruebas como nos hacen reír con sus ingenuos comentarios. Debo reconocer que se cayeron las lágrimas de risa cuando les escuché pedir “fideos con avecren” (así, en español y todo) en un restaurante Birmanés. Pero, ¿por qué nos caen tan mal los gemelos de Pekín Express? Quizás los extremeños vamos un poco más allá y nos tomamos éstos concursos de una forma muy seria, dándoles más importancia de la que tienen. Está claro que la pareja de gemelos están lejos de ser los perfectos embajadores, pero ellos lo tienen claro, es un concurso y van a competir.
Vimos un caso parecido hace unos meses con el cacereño Diego en “Quien quiere casarse con mi hijo”. Un joven cineasta que buscaba a su media naranja junto a su madre, Estrella. Una vez más, este joven cacereño no pasó desapercibido por su forma de ser, un poco gamberra y fuera de lo común que cautivó a muchas en el concurso de Cuatro. También recordamos a Fran en Gran Hermano 2. Su desparpajo y naturalidad le hizollegar a la gran final, haciendo que Barcarrota fuese conocida a nivel nacional.
¿Son éstos personajes representativos de la sociedad actual? ¿Y de Extremadura? Posiblemente no lo sean ni de ellos mismos. En un mundo tan competitivo como es el de la televisión, lo importante es impactar. Este es el perfil que buscan los productores en esta clase de realities. Concursantes con capacidad para sorprender, que rocen los extremos, lejos de cuestionar su legitimidad. Productos de consumo y éxito inmediato, quién sabe lo que pasará con ellos mañana…
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