Tras completar su Máster en Asistencia Humanitaria Internacional Diego Sánchez abandonó su Mérida natal para trabajar en países como Kenia y Madagascar, una labor que le enriquece día a día y asegura que para dedicarse a la cooperación internacional se necesita estar muy preparado y contar con una gran madurez personal.
Usted lleva colaborando varios años con la Cruz Roja ¿ Cómo conoció a esta organización?
Con anterioridad a mi trabajo como cooperante había hecho colaboraciones puntuales como voluntario para algunas organizaciones, entre ellas Cruz Roja, en particular la Asamblea Local de Mérida en donde hice el curso de primeros auxilios.
¿Por qué eligió esta ONG para trabajar?
Me hice Delegado de Cruz Roja a mi regreso a España de una primera misión en África con otra organización española. Durante aquella estancia coincidí con otra persona delegada y así conocí el trabajo internacional que la institución realizaba.
¿Qué es lo que más le apasiona de su trabajo?
El aprendizaje. Interactuar con miembros de otras culturas y modos de vida enriquece y lo encuentro aconsejable en el proceso de socialización como individuo y persona. Una estancia continuada en el extranjero, en el seno de una comunidad diferente, puede resultar de mucha productividad al regreso a la comunidad de origen. Encuentro muy recomendable la inserción en la comunidad de acogida a través de una actividad laboral pues supone no solamente complementariedad en el conocimiento de las realidades de destino y de origen sino además la adquisición de una experiencia de vida, con el aliciente en este caso de tratarse de países en desarrollo. Una nota algo más descolorida la pondrían la difuminación frecuente de las vidas laboral y privada, las largas distancias y los continuos choques culturales, sólo asumibles con el necesario sentido común, un adecuado bagaje y la debida madurez personal.
Ahora mismo usted se encuentra en Antananarivo, Madagascar ¿en qué consiste su trabajo allí?
Trabajo en Madagascar y en las vecinas Comores, conjunto de tres islas que forman un país situado en el Canal de Mozambique al noroeste de tierras malgaches. Coopero a través de contrapartes locales en proyectos de desarrollo comunitario que ellas ejecutan con su personal a cargo y que apoyo y facilito desde la misma ubicación. Evaluamos las actividades conjuntamente, con descensos a las áreas de los proyectos cuando resulta necesario. Además de apoyo técnico, la presencia del delegado representa un fortalecimiento de la relación institucional de cara al sostenimiento y continuidad del partenariazgo.
La isla de Madagascar pose una riqueza natural única en el mundo, ¿qué zonas son las que más le han impresionado?
He tenido ocasión de visitar varias sobretodo por razones de trabajo y es cierto, es un país de belleza singular y gran riqueza botánica y antropológica. Mencionaría especialmente la zona costera este del país, muy tropical y expuesta la intemperie del clima, con fuertes y frecuentes precipitaciones procedentes del Océano Índico, a menudo redundantes en fuertes tormentas y ciclones, lo que la convierte humanamente en una zona con muchas necesidades como tantas otras en Madagascar, generadas por la acción destructiva de los desastres naturales, incluidas las continuas sequías en el sur del país. Son singulares los cambios y contrastes geográficos de unas regiones a otras; por ello me atrevería a afirmar que de alguna manera me recuerdan a Extremadura, con sus variables climáticas y geográficas de una parte a otra de la región. Lo que más me impresiona de Madagascar es el fuerte impacto de la acción de los elementos en las geografías física y humana. En Comores me ha llamado mucho la atención la Isla de Mohéli y sus islotes alrededor, aunque la que más conozco es la Isla de Gand Comore, en donde se ubica la capital, Moroni. También la isla de Anjouan tiene sus particularidades, destacando sus crestas tupidas de vegetación y el porte de sus impulsivos y receptivos habitantes.
Háblenos un poco de sus habitantes, ¿cómo es en general el pueblo malgache?
Lo que más salta a la vista es la pobreza, elevada en el ámbito rural y también en el urbano, que contrasta con la dignidad de los habitantes de manera general. El malgache es algo reservado pero amable y me llama mucho la atención lo liberada que está la mujer en cuanto a mentalidad en relación a otros países africanos en los que he estado, además del rastro culturalmente dejado por los pueblos indomalayos que se instalaron en estas tierras hace miles de años. En Comores, donde también trabajo, las gentes son algo más abiertas y coinciden mucho en cuanto geografía humana y urbana con el África continental, en concreto con zonas costeras del este del continente en las que permanece instaurada la cultura y tradiciones swahili aunque con idioma y hábitos diferentes. También en este país se palpa la pobreza y la acción de la naturaleza hace asimismo potencialmente vulnerables a sus habitantes, especialmente por tratarse de una zona de alta actividad volcánica, lo que le convierte en un país rocoso, además de frondoso y de gran verdor. Ambos países tienen en común el estar escasamente equipados para que sus pobladores puedan responder ante los desastres que a menudo les azotan.
¿Qué es lo que más añora cuando está lejos de su tierra?
Sin duda alguna los alimentos. Mi vida en África es buena de manera general desde hace casi diez años que coopero en este continente y no puedo quejarme de cómo me ha tratado hasta la fecha, aunque echo de menos a veces ese plato de queso y embutido tras el almuerzo antes del postre y las frutas mediterráneas de tamaños enormes que consumimos en España, aunque las tropicales de aquí no están nada mal.
¿Suele ojear lo que pasa en España con frecuencia?
Afirmativo, sobretodo a través de la red , como casi todo el mundo hoy en día, en donde prensa digital y similares son muy accesibles. Presto especial atención a los acontecimientos sociales y en concreto al desarrollo de la sociedad civil española, de su participación en los foros de decisión, en donde me alegra sentir que empieza a destacar y a hacer ver que el futuro no está en manos exclusivamente de la clase política, que sigue siendo de una importancia capital pero que necesita actuar con más autonomía con respeto a las instancias mercantiles para que la sociedad se sienta representada. También dichas instancias pienso que deberían revisar su propio orden para cumplir con una función más social y no sólo comercial, para evitar la ruina y otras conmociones que no son buenas en un mundo ya de por sí muy empobrecido y agitado. Mi interacción con la cultura francófona durante todos estos años me ha servido a la hora de opinar sobre los acontecimientos sociales y políticos en mi país y con la anglófona para emitir un juicio coherente de lo que acontece en el terreno económico.
Ya para terminar, ¿cuál sería su consejo para alguien que quiere ser voluntario de Cruz Roja?
Ante todo, animarles. Asimismo, orientarles. Si se me pregunta por el trabajo internacional, señalar que está muy profesionalizado, sujeto a relación laboral. Acceder a él requiere de una considerable preparación. Hablo en estas líneas a título particular y no representando a una institución o sector en concreto pero como miembro del mismo me siento invitado a informar de la realidad de este oficio. En Cooperación Internacional se tiene una manera de trabajar y una terminología específicas para las cuales se precisa de un bagaje que necesita adquirirse, además de unas destrezas lingüísticas y relacionales importantes. Los puestos de permanencia en terreno por tiempos prolongados son de mucha responsabilidad debido a que se trata de un importante trabajo de gestión y representación en la mayoría de los casos que se tiene que ejercer con máxima autonomía y mínima supervisión, obteniéndose retro-alimentación de las oficinas centrales sobre la base de informes y contabilidades generados desde terreno en los que reflejar el argot y saber hacer propios del sector. Esta circunstancia alejaría mucho del clásico cuadro de voluntariado social al colectivo de los cooperantes, todavía imaginario por el anonimato en el que deontológicamente deben desempeñar su función. Si nos referimos a voluntariado tal y como lo conocemos, para quienes deseen realizar esta hermosa labor, señalar que se haya circunscrita a un ámbito más nacional; numerosos son los programas de intervención social disponibles en las organizaciones españolas y accesibles a través de los comités locales y/o regionales más cercanos a los que recomiendo altamente referirse con la voluntad de implicarse en los términos que tengan reglamentados, en el caso de Cruz Roja durante un mínimo requerido de seis meses previa formación facilitada por la organización.