Hace unos días el diario Hoy publicaba una entrevista de José Ortega Cano donde se leía el siguiente titular: “Extremadura tiene la cantera taurina más importante del país”. Ni por un ápice de segundo me sentí orgulloso de ello, más bien todo lo contrario.
A lo largo de la historia, hemos ido evolucionando, dejando atrás tradiciones con el fin de crear una sociedad más justa y equitativa. La abolición de la esclavitud, la aparición del divorcio fueron temas muy polémicos en su día, pero hoy nos vemos recompensados. Si nos centramos en el ocio, la evolución ha sido incluso mayor. Convivimos con consolas, teléfonos inteligentes, internet… toda una clase de artilugios que nos ayudan a evadirnos de nuestros problemas y disfrutar del tiempo libre. ¿Dónde está la necesidad de entretenerse viendo a un animal agonizar?
¿Estarían a favor de prohibir las corridas de toros en Extremadura? ¿Por qué piensan que aún no se ha hecho? Los defensores de la tauromaquia se refugian en la tradición, e incluso aluden a su gran beneficio económico. The Wall Street Journal publicó un estudio elaborado por el profesor Juan Medina (Universidad de Extremadura) donde analizaba el alcance de la huella económica de la tauromaquia. Según Medina, los toros son el acontecimiento cultural que más ingresos proporciona a Hacienda.
El debate no está en el dinero, ni en continuar con una tradición, sino en proteger los derechos de los animales. Matar por entretenimiento es un acto cruel y despiadado . Una sociedad se define así misma por la forma que tiene de tratar a sus animales, y en ese aspecto, aún estamos igual que hace dos siglos.
¿Se deberían prohibir las corridas de toros en Extremadura?
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